Bancos y cajas proporcionaron "el combustible que la burbuja inmobiliaria necesitaba para continuar el proceso de crecimiento de los precios" durante la expansión del sector. De esta forma resume un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) el papel de las entidades financieras durante el boom.
Los datos en los que se basa para cargar de responsabilidad a la banca son que los créditos a las inmobiliarias se multiplicaron por 25 en el periodo entre 1995 y 2007, en el que está comprendido el boom, y por 6,7 el destinado a las constructoras. Sin embargo, los préstamos a los compradores de vivienda, que eran los que podían adquirir la oferta que iban poniendo en el mercado las inmobiliarias, se multiplicó sólo por nueve.
Además del crédito fácil, también contribuyeron a la burbuja el fuerte crecimiento de la demanda de viviendas (por el menor paro y los préstamos baratos, entre otros factores) y el "cambio en las expectativas de revalorización futura de la vivienda", señala el informe, realizado por el investigador Juan Fernández de Guevara, de la Universidad de Valencia. Dicho de otro modo, una de las características principales de la burbuja es "el carácter especulativo" del precio, ya que todos esperaban siempre una subida aún mayor.
Una diferencia fundamental del último ciclo de bonanza inmobiliaria frente al de mediados de los ochenta es que en el reciente boom, el precio creció durante diez años seguidos, el doble que en el anterior. También se destaca la desmesurada sobreoferta de pisos
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