lunes, 25 de octubre de 2010

PRISIONEROS DE LOS MERCADOS










Hoy más que nunca, el capitalismo más salvaje, disfrazado bajo el nombre de “mercados”, atenaza la estabilidad económica mundial. De ellos depende el crecimiento económico global, pero su avaricia no tiene límites, impidiendo en gran medida la salida de la crisis.

El sistema financiero es dueño y señor de la crisis, dando jaque continuo a los Estados que, inconcebiblemente, les han salvado de la quiebra, inyectándoles grandes cantidades de dinero público sin exigir ni llevar a cabo un cambio total de modelo que se hace imperativo.
La debilidad de los políticos frente a estos "mercados” nos traerá a medio plazo una crisis que puede ser aún mayor. Ellos, dueños y señores del juego, están presionando globalmente a todos los gobiernos por el alto endeudamiento que estos últimos han adquirido durante décadas de desarrollo imparable.

Podría categorizarse de escándalo el hecho de que las previsiones de beneficio del sistema financiero para este año sean las más altas de los últimos tiempos, sobre todo teniendo en cuenta el escenario socio-económico en el que nos encontramos. En paralelo, el crédito sigue sin fluir hacia las familias y las empresas, que son los más necesitados. Recordemos que, en lo que va de año, en España han echado el cierre casi 90.000 empresas, la mayoría pymes, con lo que ello significa, en cuotas sociales, impuestos y generación de empleo.
La conciencia del cada vez menos gigante Estados Unidos, sigue trabada. El último dato conocido de empleo en aquel país es escalofriante: 250.000 nuevos parados en el mes de septiembre. Según algunos expertos, como Warren Buffett, la economía americana sigue en recesión, pero la banca de inversión va a batir su récord de beneficios. ¿Cómo se puede explicar esto en el contexto de la peor crisis financiera de la historia?

Mientras tanto, Estados Unidos, la meca de las libertades y de los "mercados” más hambrientos, aún no es consciente de que el sistema liberal de mercado está agotado y la causa, en gran medida, es la codicia sin límites instaurada como algo normal desde hace años en el sistema financiero. Ahora se habla de la tasa Tobin y de algunos controles financieros de pequeño calado, pero no servirán para nada. Los mercados seguirán resistiendo y burlarán las nuevas normas.

La única solución es un control definitivo del sistema financiero, así como el control de los paraísos fiscales. Todo lo demás son parches para acallar a la opinión pública. El sistema financiero necesita una gran purga. Los Estados lo saben pero se callan y no dan el paso definitivo, perdiendo así el pulso que los "mercados” les han echado. Y, como no, la sociedad civil es la más perjudicada.

Terminamos haciendo referencia a un magnífico libro escrito por el desaparecido profesor John Kenneth Galbraith, titulado 'La economía del fraude inocente', en el cual, ya hace años, aborda éste y otros asuntos. Nosotros nos hemos permitido la libertad de reutilizar dicho título para describir mejor la realidad en la que vivimos: 'La economía del fraude permanente', que consideramos más adecuado para los tiempos que corren.

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